Nuestro nombre como grupo, Discapacitarte, que indaga una forma diferente de atender la discapacidad intelectual, invita a hacerlo desde el reconocimiento de las propias discapacidades. Tal autoconocimiento o reflexión puede permitir comprender las de aquellos que se suele llamar de manera eufemística “discapacitados intelectuales” y ahuyentar la fantasía de completud que nos suele engañar con respecto a nosotros mismos. Pero como todo saber sobre sí mismo, no sólo es de carácter racional o discursivo con base en la experiencia, sino sobre todo una práctica (techné) que gracias a dispositivos especiales puede irse logrando.
“Dis”, prefijo cuya función en una palabra puede significar negación o contrariedad o separación. Implica también, diferenciación o distinción. En relación a la palabra discapacidad este prefijo puede significar la carencia de una capacidad, pero la inclusión de otras. Las capacidades son diferentes en cada persona individual.
"Las personas con esta condición no son un simple “algo”, son en cada caso un “alguien” que requieren un efectivo trato humano. Ésto sólo se logra en esa polaridad de acciones constitutivas del ser humano “escuchar” y “hablar”
El nombre de nuestro grupo está formado, a primera vista, por dos palabras, “discapacitar” y “arte”. Discapacitar significa privar de una capacidad (la de hacer algo) y arte es la capacidad o habilidad para hacer algo. Pareciera que el nombre de nuestra agrupación es contradictorio, por una parte no tener una capacidad y por otra tenerla. ¿Qué es ésto se preguntarán ustedes? ¿Cómo es que su agrupación se llama al mismo tiempo “carecer de una capacidad” (discapacidad) y por otra parte tener la capacidad (arte)? Dirán ustedes que tenemos un nombre incompresible y además que significa algo imposible. Pues, así nos hemos querido llamar para tener muy claro nuestro cometido, el propósito de nuestra actividad. Pero nuestro nombre implica no de manera explícita otra palabra que une a las otras dos, “discapacidad” y “arte”, y esta es “psicoanálisis”. Palabra ésta que implica dos acciones fundamentales que son nuestra propuesta: “escuchar y hablar¨. Si decimos que quienes presentan una discapacidad intelectual son personas y que tienen dignidad es preciso hacerlo realidad.
Las personas con esta condición no son un simple “algo”, son en cada caso un “alguien” que requieren un efectivo trato humano. Ésto sólo se logra en esa polaridad de acciones constitutivas del ser humano “escuchar” y “hablar”. Es perfectamente comprensible que queramos que ellos sean “funcionales” y que para esto se les procuren todo tipo de “terapias”, incluso la del lenguaje, pero no basta con esto, es preciso que les demos un efectivo trato humano, escuchémoslos, prestémosles una respetuosa atención, y armémonos de amorosa paciencia para que ellos mismos puedan expresar, por medio de la palabra, no sólo lo que perciben, sino algo mucho más importante, sus emociones, sus sentimientos, aquello en lo que nos situamos todos los seres humanos, aquello que se revela en la pregunta que nos hacemos cotidianamente al encontrarnos con otro, con un semejante, al saludarlo, “¿Cómo estás?”.
Autor: Dr. Miguel Ángel Zarco Neri Atención Psicológica en Centro Discapacitarte
Correo: smzarconeri@gmail.com
Miguel Ángel Zarco Neri estudió Filosofía en la Universidad Iberoamérica y fue director del Departamento de
Filosofía de dicha Universidad. Se formó psicoanalíticamente de manera
independiente. Actualmente ejerce el Psicoanálisis. Ha dirigido y publicado en
“Espectros”, revista de psicoanálisis y en “Mundo Psique”, revista de psicoanálisis y cultura. Actualmente trabaja en el abordaje psicoanalítico de la discapacidad
intelectual.
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